Queridos amigos, la otra vez pasé por un momento egocéntrico, y volví a releer todos los post de mi blog. Y el que más me gustó, justo viene bárbaro para estas fechas. Además, para fin de año siempre se pone de moda eso de poner programas viejos en la tele, o los mejores momentos del año, etc, etc. Así que si lo puede hacer TyCSports, yo también quiero.
Aquí les dejo el que fuera (creo) 4to post de este iluminado blog. Esto escribía un viernes, 21 de
diciembre de 2007:
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Disgusto con la época
Me estoy haciendo viejo. Cada vez me gustan menos las navidades. Y creo que ese es uno de los sintomas de la vejez.
Claro, de niño era mucho mas fácil, hay que ser estúpido para que no te gusten. Tanto los regalos como la magia de esperar que ese rojo gordito simpático barbiblanco nos deje un regalo, y no importaba que nuestros padres nos amenazaran con “si te portas mal no viene papa noel”. El chabón venía por mas que le hubieras puesto un petardo en el caño de escape al vecino. El gordo desafiaba a tus viejos!
Claro, después te enterás que nada que ver. Y ese gordito simpático pasa a ser el energúmeno que te dio una de las noticias más duras de tu vida: no existe, son tus viejos. Ya en esa epoca de rebeldía adolescente te empiezan a romper las pelotas con “hay, que querés que te regale?” y como a vos no te da para decir “la suscripcion a playboy por un año”, y no se te ocurre otra cosa que no tenga tetas y culo, y decís “plata” te contestan “eh, pero plata no tiene ningún significado sentimental”. Claro, por que las navidades si. Ver a todos los parientes discutiendo borrachos sobre la final de bailando por un sueño es re sentimental. Para. Se me piantó un lagrimón.
Ese gordo bufarra, que seguro se encama con rudolph, y que nos viene a visitar abrigado cuando acá hacen 40º tambien es re sentimental. Lo único que hace es vendernos coca cola, movistar, un crédito del banco hipotecario y una camioneta de 150.000 U$S que no podemos comprar ni aunque vendamos todos nuestros organos e hijos. La ternura para vos paso a ser acariciar con un martillo salvajemente a cualquier cosa que este de rojo, sea gordo y tenga barba (ojo con la tía solterona de 60 años que siempre usa vestidos extravagantes, y que tiene cierta tendencia a dejarse los kilos y los bigotes!).
Pero les decía. Cada vez me gusta menos la navidad. Salir a la calle comprar regalos es un desafío a la psiquis de las personas. Cualquier lugar no tiene menos de 15 personas (si el local es chico), con 2 vendedores que ademas ya hace 76 horas seguidas que vienen trabajando de corrido, y que cada vez que les dicen “ay, no me cambias este jean por un talle menos?” la vena de la frente parece una manguera hinchada. Pagar en la caja es, no solo doloroso, porque ahora cualquier muñeco pedorro para el nene son 200$, sino ademas una invitacion a practicar yoga para no prender fuego el local despues de esperar 45 minutos para pagar (habiendo trabajado en un comercio, agradezco a los que para adentro piensan “pobre este pibe, no tiene nada que ver” y no te putean ni te ponen cara de Lopez Murphy, o sea, de ojete).
No olvidar la organizacion de la cena del 24. En mi casa al menos, es más facil diseñar un puente hasta Africa que la cena familiar navideña. En serio, creo que habría q hacer un departamento de managment o algo así para estas fechas. Poco a poco se va decidiendo quién trae la bebida, quién el postre, quién la picada… y varias categorías tienen que ser rediseñadas, porque el que no sabe cocinar además es pijotero o berreta, y seguro te trae un champagne de 2,50. Largas conversaciones telefónicas, como si fuera la compra del pase de un jugador de fútbol terminan decidiendo que lugar le corresponde a cada uno en el organigrama navideño. La verdad, me enferman la cabeza, y eso que no participo de las decisiones.
Después, cada vez me motivan menos los regalos, dejando pasar de lado esa época en la que no quería que me regalaran nada y mi abuela me ponia cara “a vos te falla algo en la cabeza o que?”. Como no sabían entender el simple concepto de no quiero nada, decidí ceder y hacerme el “me pongo contento” cada vez que todos se avalanzan sobre el arbolito como si fueran la barra brava de Chicago. Creo que he perdido mucho del espíritu navideño moderno… de hecho, sin ser ni cristiano, ni católico, ni nada que se le parezca, me gustaria volver a una época navideña menos consumista, pero más comunista (por la idea de compartir en comunidad). CHAN! Me acabo de dar cuenta los mucho que se parecen esas palabras!
bue, ya estoy empezando a desvariar, señal de que debo ir cortando…
si quieren que les diga feliz navidad y todo eso, quiere decir que no leyeron un carajo más que la firma!!!
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Pasa el tiempo y todavía comparto mucho de lo que escribí hace ya...mierda, 5 años. Estoy hasta la manija... chau, hoy soy Alcídes
Claro, de niño era mucho mas fácil, hay que ser estúpido para que no te gusten. Tanto los regalos como la magia de esperar que ese rojo gordito simpático barbiblanco nos deje un regalo, y no importaba que nuestros padres nos amenazaran con “si te portas mal no viene papa noel”. El chabón venía por mas que le hubieras puesto un petardo en el caño de escape al vecino. El gordo desafiaba a tus viejos!
Claro, después te enterás que nada que ver. Y ese gordito simpático pasa a ser el energúmeno que te dio una de las noticias más duras de tu vida: no existe, son tus viejos. Ya en esa epoca de rebeldía adolescente te empiezan a romper las pelotas con “hay, que querés que te regale?” y como a vos no te da para decir “la suscripcion a playboy por un año”, y no se te ocurre otra cosa que no tenga tetas y culo, y decís “plata” te contestan “eh, pero plata no tiene ningún significado sentimental”. Claro, por que las navidades si. Ver a todos los parientes discutiendo borrachos sobre la final de bailando por un sueño es re sentimental. Para. Se me piantó un lagrimón.
Ese gordo bufarra, que seguro se encama con rudolph, y que nos viene a visitar abrigado cuando acá hacen 40º tambien es re sentimental. Lo único que hace es vendernos coca cola, movistar, un crédito del banco hipotecario y una camioneta de 150.000 U$S que no podemos comprar ni aunque vendamos todos nuestros organos e hijos. La ternura para vos paso a ser acariciar con un martillo salvajemente a cualquier cosa que este de rojo, sea gordo y tenga barba (ojo con la tía solterona de 60 años que siempre usa vestidos extravagantes, y que tiene cierta tendencia a dejarse los kilos y los bigotes!).
Pero les decía. Cada vez me gusta menos la navidad. Salir a la calle comprar regalos es un desafío a la psiquis de las personas. Cualquier lugar no tiene menos de 15 personas (si el local es chico), con 2 vendedores que ademas ya hace 76 horas seguidas que vienen trabajando de corrido, y que cada vez que les dicen “ay, no me cambias este jean por un talle menos?” la vena de la frente parece una manguera hinchada. Pagar en la caja es, no solo doloroso, porque ahora cualquier muñeco pedorro para el nene son 200$, sino ademas una invitacion a practicar yoga para no prender fuego el local despues de esperar 45 minutos para pagar (habiendo trabajado en un comercio, agradezco a los que para adentro piensan “pobre este pibe, no tiene nada que ver” y no te putean ni te ponen cara de Lopez Murphy, o sea, de ojete).
No olvidar la organizacion de la cena del 24. En mi casa al menos, es más facil diseñar un puente hasta Africa que la cena familiar navideña. En serio, creo que habría q hacer un departamento de managment o algo así para estas fechas. Poco a poco se va decidiendo quién trae la bebida, quién el postre, quién la picada… y varias categorías tienen que ser rediseñadas, porque el que no sabe cocinar además es pijotero o berreta, y seguro te trae un champagne de 2,50. Largas conversaciones telefónicas, como si fuera la compra del pase de un jugador de fútbol terminan decidiendo que lugar le corresponde a cada uno en el organigrama navideño. La verdad, me enferman la cabeza, y eso que no participo de las decisiones.
Después, cada vez me motivan menos los regalos, dejando pasar de lado esa época en la que no quería que me regalaran nada y mi abuela me ponia cara “a vos te falla algo en la cabeza o que?”. Como no sabían entender el simple concepto de no quiero nada, decidí ceder y hacerme el “me pongo contento” cada vez que todos se avalanzan sobre el arbolito como si fueran la barra brava de Chicago. Creo que he perdido mucho del espíritu navideño moderno… de hecho, sin ser ni cristiano, ni católico, ni nada que se le parezca, me gustaria volver a una época navideña menos consumista, pero más comunista (por la idea de compartir en comunidad). CHAN! Me acabo de dar cuenta los mucho que se parecen esas palabras!
bue, ya estoy empezando a desvariar, señal de que debo ir cortando…
si quieren que les diga feliz navidad y todo eso, quiere decir que no leyeron un carajo más que la firma!!!
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Pasa el tiempo y todavía comparto mucho de lo que escribí hace ya...mierda, 5 años. Estoy hasta la manija... chau, hoy soy Alcídes
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